domingo, 4 de noviembre de 2007

LIBERTAD



Oscuridad, silencio, completamente ausente de trinos. Percibo el silbar de una respiración cansada, un poco más de presión y el silbido se desvanece en las sombras.
Libre… Al fin libre. Una risa inconstante y nerviosa quiebra el silencio.
La conciencia reprocha: ¿Qué has hecho?
Mas… ¿A quién le importa?
El manto de la noche cubre la palidez de un rostro asustado. Inicia un monólogo que cuestiona el actuar, mas la fría brisa aliviana lo que queda de conciencia.
Al fin me había deshecho de aquel viejo proxeneta. Santiago nocturno ofrece su amparo…
Autor: Ishel
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